Alan Mozo, un joven común pero con reflectores de futbolista

Alan Mozo reincide en su indisciplina y vuelve a ser captado en una fiesta en plena pandemia
Alan Mozo reincide en su indisciplina y vuelve a ser captado en una fiesta en plena pandemia / Jam Media/Getty Images
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"Parece que no entiende", "qué actitud tan irresponsable", "qué manera de poner en riesgo su carrera", "cómo puede representar a la UNAM"... Mil veces se llenaron los medios de declaraciones como estas sobre la nueva fiesta de Alan Mozo en medio del pico más alto de la pandemia, y aunque estos juicios están bien argumentados, parece que de pronto se olvida un gran factor: tiene 23 años y no hizo nada que ningún otro no haya hecho.

Sin entrar en comparaciones, porque todos los futbolistas a esa edad tienen pensamientos y actitudes distintas, no es justo satanizar a un joven de 23 años por disfrutar su juventud rodeado de gente que aprecia. Sí, fue irresponsable, insensato y sobre todo rompió protocolos establecidos al interior de su club, pero a parece que quien critica y golpea nunca vivió esa edad.

Alan Mozo sabe a la perfección los riesgos que implican ese tipo de escapadas, donde además de ingerir alcohol, pone en peligro a sus compañeros y al equipo por un posible contagio de coronavirus; pero a final de cuentas son los regaños posteriores los que otorgan el sentido de responsabilidad en quien infringe, tanto a nivel deportivo como personal.

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El canterano de Pumas se equivoca y debe ser debidamente sancionado, aislado y enjuiciado al interior del club, pero eso no significa que fuera de ese entorno se le deba criticar y juzgar como si nadie recordara las épocas más divertidas e irresponsables de cuando se es joven.

Mozo deberá pagar por lo que hizo, volver a ganarse el respeto de sus compañeros y demostrar que puede ser titular en un equipo de máxima envergadura, pero no es momento de sacar las banderas inocentes y señalarlo por algo legalmente es aceptado, incluso en esta época tan complicada de contagios.

Si van a disparar, que sea a todos y no sólo al futbolista. Que se dispare a quien permita las reuniones de más de cuatro personas, a quienes dan el tiempo libre en el club, a quienes vendan alcohol en el pico alto de la pandemia, y por supuesto a Alan Mozo, máximo responsable, pero sin olvidar que es un joven más en este país, capaz de reponerse, madurar y crecer, igual que cualquier otro.


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