Asensio se reivindica y da la victoria al Real Madrid
Marco Asensio ha tenido pie y medio fuera del Real Madrid esta semana. El mallorquín no estaba teniendo minutos esta temporada y había solicitado a la cúpula madridista que, si la situación no cambiaba, quería salir del club. Ahora entendemos que la situación ha llegado en una estrategia de Ancelotti para sacar el carácter de su futbolista y que este dejara, de una vez por todas, la lesión a atrás y volviera a ilusionar al madridismo. Salió contra su club, el Mallorca, y despertó su pasión por el fútbol.
El partido comenzó pronto, con un error defensivo que aprovechó Karim Benzema para quedarse solo contra Reina y fusilar la portería. Tras el primer golpe del francés, llegó el partido prometido, la tierra prometida tras el duro camino que ha sufrido Marco Asensio. Un centrochut de Rodrygo rebotó en el portero y apareció Asensio, cuando nadie lo esperaba, para marcar con un disparo al primer toque, un gol de pillería.
Kan-In Lee redujo distancias con un buen gol y Benzema decidió aliarse con Asensio, motivadísimo y con ganas de reivindicarse y cambiar su situación en el Real Madrid. El mallorquín controló, cedió a Benzema y el galo, en un excelente pase de primeras, dejó a Asensio solo contra el portero. Marcó el segundo con un disparo con efecto al segundo palo.
La fiesta no había terminado. Asensio necesitaba inmortalizar este partido para la eternidad. El día que recuperó su fuerza y su sitio en el Real Madrid. Benzema no dejó de jugar para él. Tras dos asistencias que estuvieron muy cerca de terminar en gol, volvió a servirle el balón en bandeja. Asensio recibió en la frontal, muy cerquita de la media luna, sin marca, preparado para marcar desde fuera del área, como antes de la lesión. Asensio controló, se centró en la frontal y disparó al segundo palo, con efecto, imposible para Reina. Benzema de nuevo e Isco culminaron la goleada.
El mallorquín culminó un partido de ensueño con una victoria, goleada, tres goles propios, su reencuentro con la afición y consigo mismo. Los goles, eso sí, fueron agridulces, El corazón del futbolista se divide entre el madridismo y el mallorquinismo. No celebró los tantos, aunque llenó sus botas de fútbol. Una vez más.