BOCA 0-0 SANTOS | El resultado le hace un guiño al Xeneize para la vuelta; el juego, la cruz
Por las semifinales de ida de la Copa Libertadores, Boca recibió al Santos de Brasil en La Bombonera e igualó 0 a 0 en un partido muy discreto, dejando el encuentro de vuelta del próximo miércoles en el Estadio Vila Belmiro como definitorio no solo por ser el desquite, sino por haber dejado la serie más que abierta.
Si nos ponemos a analizar detenidamente el rendimiento que tuvo el "Xeneize" dirigido por Miguel Ángel Russo en la noche de La Bombonera, nos encontraremos con un nivel inferior al esperado por un candidato a levantar el trofeo del torneo continental más importante a nivel de clubes: no tuvo ni personalidad ni juego asociado e inteligente para poder doblegar a su rival y tratar de ponerse en ventaja.
Es más: si en el encuentro uno de los dos equipos tenía que imponerse, ese sin dudas hubiera sido el Santos, no solo por el insólito penal que no fue otorgado tras la falta de Izquierdoz sobre Marinho (aún no se entiende como el VAR lo revisó y no recomendó marcar la infracción), sino por el dominio de pelota en la ofensiva y las chances que pudo generarle al arquero Andrada.
El único que entendió cómo se debía jugar el partido fue una vez más Carlos Tevez, el capitán, el emblema, el símbolo de 36 años que sigue mostrándose como si tuviera 20. Se movió por todo el frente de ataque y condujo los pocos ataques que tuvo el local, resolviendo hasta con gambeta y tiro al arco para la jugada personal.
Luego, rendimientos bastante pobres: Salvio irresoluto, Villa inconexo, Cardona con poco tiempo para demostrar, el doble cinco sin conexión. Ni que hablar de Soldano, que sigue sin poder convertir: Ábila será más peligroso que el ex Unión así lo pongan cinco minutos por partido.
Lo único positivo, que a esta altura no es para nada un detalle menor, es que a Boca no le convirtieron goles: el 0-0 es el resultado menos malo cuando no se puede ganar como local en la ida de una serie eliminatoria, y el club azul y oro lo logró, para viajar a Brasil con el optimismo de saber que ganando por cualquier resultado o empatando con goles se meterá directamente en la gran final. Para nada mal, teniendo en cuenta también lo que le pasó a su clásico rival frente a Palmeiras (0-3).
Lo mejor, lo más interesante y apasionante, está por venir. Pero Russo deberá seguir ajustando piezas para tratar de sufrir lo menos posible en Villa Belmiro, porque quedó demostrado que el Santos cuando te ataca te hace sufrir, y en Brasil saldrá más decidido que nunca a hacerlo.