Cinco jugadores con segundas partes para el olvido en el fútbol argentino
Por Daniel Szwarc
Regresaron a sus equipos con la ilusión de repetir sus primeros ciclos, pero la realidad les indicó otra cosa..
1. Roberto Abbondanzieri (Boca)
Se transformó en ídolo de Boca por lo hecho en su primera etapa entre 1997 y 2006, cuando tomó la posta que dejó Oscar Córdoba y fue determinante en uno de los mejores ciclos en la historia del club. Muy diferente fue su segundo ciclo en 2009 después de su experiencia en Getafe. Al equipo no le fue nada bien en ese año y el Pato ya no mostró la misma seguridad que antes, yéndose en 2010 a Inter de Porto Alegre.
2. Pablo Aimar (River)
Una gran ilusión y expectativa generaba volver a ver al Payaso con la camiseta de River. El crack que se había ido al Valencia en 2001 dejaba atrás lesiones y finalmente se volvía a poner la Banda en 2015. Sin embargo, pese a todavía guardar destellos de magia, su físico no aguantó la exigencia y después de jugar dos partidos y de que Gallardo no lo convocara para la fase final de la Copa Libertadores, decidió retirarse del fútbol.
3. Guillermo Barros Schelotto (Gimnasia)
Estuvo cerca de ser campeón con Gimnasia en 1995 cuando era una de las grandes promesas del fútbol argentino, pero se fue a Boca al año siguiente con esa cuenta pendiente. Tras brillar en el Xeneize y romperla en Estados Unidos, volvió al club de sus amores con la intención de ayudarlo a evitar el descenso. No lo logró y se retiró tras empatar con San Martín de San Juan en la Promoción.
4. Gabriel Milito (Independiente)
Surgió de las divisiones inferiores de Independiente donde debutó en 1997. Un defensor de gran técnica y una personalidad ganadora, que no tardó en afianzarse en primera pese a su juventud. Campeón en 2002, partió hacia el Zaragoza y luego formó parte de uno de los mejores equipos de la historia: el Barcelona de Pep Guardiola. Volvió al Rojo en 2011 para jugar unos años antes de retirarse, pero las lesiones y su flojo nivel apuraron la decisión.
5. Marcelo Salas (River)
Salas es un ídolo indiscutido en la historia de River, pero todo se lo debe a su primera etapa en el club (1996 - 1998) ya que en la segunda (2003 - 2005) las lesiones no le dejaron desplegar su talento ni su capacidad de gol.