Compromiso, actitud, intensidad: todo lo que le falta a Boca para revertir el resultado de la serie ante Racing
Es verdad que hay apenas un gol de diferencia y que con una victoria sin recibir goles Boca se aseguraría como mínimo disputar la serie de penales con el objetivo de meterse en las semifinales de la Copa Libertadores de América, donde espera expectante el Santos de Brasil.
Es verdad que el resultado no es irremontable si nos basamos en lo númerico, sobre todo porque el fútbol es tan lindo que en cuestión de segundos puede cambiar rotundamente para un lado o para el otro.
Sin embargo, si vamos a la realidad y nos basamos en el juego, en la percepción de la intensidad, el hambre, las ganas de ganar y todo lo que concierne a un partido de fútbol de alto nivel, donde la mayoría de los trámites se definen en los detalles, el presente de Boca es lastimoso, y las chances de revertir el 0-1 de la serie ante Racing son pocas.
¿Qué tiene que hacer el equipo de Miguel Ángel Russo para darlo vuelta ante la "Academia"? Todo. Sí, todo. Porque el partido ante Inter de Porto Alegre, el peor para Boca en mucho tiempo, no fue una casualidad, y se demostró en la noche de ayer en el Cilindro.
Los jugadores de Boca parecen no tener claros muchos aspectos: ni cómo ir a presionar al rival de forma organizada y mecanizada para no terminar mal parados, ni cómo replegarse a la hora de dejar venir al contrincante con pelota, ni optimizar el hecho de esperar y salir de contra rápido, aprovechando a los futbolistas idóneos para ese rol, porque los hacen correr y desgastarse para defender.
¿Qué le pasa a Eduardo Salvio? ¿Cómo se convirtió, en un abrir y cerrar de ojos, en un futbolista desganado cuando venía siendo el más destacado de la Copa Libertadores? ¿Por qué tienen que correr tanto los extremos, él y Villa, para recuperar la pelota si su mejor versión es con la cancha de frente para complicarle la vida a los defensores rivales?
¿Dónde quedó el Boca candidato? Imponiendo condiciones, adelantando a su última línea, mostrando compromiso, actitud e intensidad. Nadie sabe dónde quedó. Ni siquiera el técnico Russo, quien ya sabe lo que es ganar una Copa Libertadores con este club, de hecho nadie la pudo ganar en el "Xeneize" tras él.
Más allá de los nombres ("Pol" Fernández podría darle más panorama en mitad de cancha, "Wanchope" siempre es un peligro de gol), el problema de Boca es mucho más profundo, complicado de solucionar de un momento para otro.
Deberán aparecer Juan Román Riquelme y "Patrón" Bermúdez para decir unas palabras con el objetivo de hacerle entender al plantel que así no se puede salir a la cancha, Russo hacer memoria y enderezar el timón y, sobre todo, los jugadores tener ese fuego sagrado, impulsado por su capitán Carlos Tevez, para poder revertir esta serie y demostrar que Boca quiere la Copa.