Cruz Azul vuelve a perder y genera más dudas que respuestas de cara a la Liguilla

La Máquina de la Cruz Azul cayó por la mínima diferencia en su partido de visita ante Rayados de Monterrey. El equipo dirigido por el entrenador Robert Dante Siboldi se vio desangelado en el campo, se murieron de nada y fueron escasas las de peligro que ocasionaron. Los locales tuvieron para hacer uno o dos goles más, aunque sus delanteros no anduvieron finos en el encuentro. Con esta derrota, los celestes sumaron su quinto descalabro en el torneo y generan más dudas que respuestas de cara a la liguilla.

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Con el correr de los partidos, Cruz Azul se terminó de extraviar en el certamen. Lejos quedó aquél equipo que parecía invencible y ahora están cerrando el torneo con muchas preguntas. Al conjunto de la Noria ya no se le exige que califique, que sean líderes, que hagan un torneo invicto, a la Máquina lo que la afición le solicita a gritos es un título.

Los futbolistas se han ido desinflando con el paso de las semanas. Luis Romo ya no pesa como en los partidos anteriores que le garantizaron el llamado al Tricolor; Santiago Giménez fue mandado al banquillo y sólo llega a tener ligeros chispazos cuando entra de cambio; Roberto Alvarado y Elías Hernández no son ni la cuarta parte que mostraron hace un par de torneos; y Jonathan Rodríguez es un elemento que no puede hacer todo solo.

Si continúan con esta inercia que se les ha visto en los partidos más recientes a los jugadores cementeros, el próximo partido que es ante los Pumas les podría cobrar factura. Una derrota más la siguiente semana, junto a una serie de resultados, podría dejar fuera a Cruz Azul de la clasificación directa y tendrían que ir a la repesca.

El entrenador Robert Dante Siboldi y compañía tendrán una semana complicada. Deberán poner toda la carne en el asador y corregir los errores presentados en la noche del sábado, para que lleguen frescos y con otra mentalidad al último cotejo de la fase regular del torneo. Calidad en los jugadores hay de sobra, aunque tal parece que los fantasmas de cada cierre comienzan a aparecer. ¡Cuidado, Cruz Azul!