Cuando el ego supera al futbolista
Por Adrían Marcos
Zlatan Ibrahimovic normalmente tiene la suerte de que, a diferencia que Tom Cruise en ‘Top Gun’, su ego extiende cheques que su bolsillo, y su cuerpo, si pueden pagar. Sin embargo, su calentón en el Derby della Madonnina le costó, en parte, la eliminatoria de la Coppa Italia al AC Milan. El delantero sueco es el líder del cuadro ‘rossoneri’ y lo demostró abriendo el marcador como en otros muchos partidos, pero dejó mucho que desear como referente con su encontronazo con Romelu Lukaku y su posterior expulsión.
Si bien es cierto que poco tuvo que ver el belga en las dos acciones que supusieron las amonestaciones del nórdico, las posibilidades de ver la segunda tras el descanso crecieron con su rifirrafe. El principal problema no es que un delantero de la talla de Ibrahimovic se enzarce con otro como Lukaku, sino que no es la primera vez que la arrogancia, por definir de alguna forma su comportamiento, le cuesta un disgusto a Ibrahimovic.
Ayer se enfrentó con un futbolista que puede plantarle cara, con alguien de su tamaño, como se suele decir, pero no siempre es así. Entre sus numerosas discusiones tanto dentro como fuera de los terrenos de juegos hay futbolistas tan altaneros como él, pero en esa larga nómina también se pueden encontrar otros que no estaban dispuestos ni preparados para plantar cara a un futbolista que roza los dos metros de altura y es cinturón negro de taekwondo.
Más allá de quien sea su rival, Zlatan Ibrahimovic siempre ha sido un futbolista soberbio, en todos los sentidos de la palabra. Sobre el terreno de juego ha demostrado que tenía capacidades de sobra como para ser lo que hay llegado a ser, un goleador de época, pero también una nula muestra de humildad que se refleja en sucesos como el de ayer, que han llegado a ser tachados de racistas. Fuera de las canchas los detalles que dejaban entrever cierto ápice de bondad quedan opacados por sus frases, tan icónicas como insolentes, que le han llevado a ser la figura que es hoy en día.
Hace mucho tiempo que en su caso dejó de servir esa expresión de “son cosas de la juventud”, pues a sus 39 años es igual o más engreído que años atrás, y no parece que vaya a cambiar. Su ego, probablemente el más famoso de la historia del fútbol, ha terminado por superar al futbolista, pero qué se le va a hacer, como él mismo diría, es “estilo Zlatan”.