Diego Costa, el adiós de un símbolo
El Atlético de Madrid ha cambiado su historia en los últimos diez años. Desde la llegada de Simeone, los colchoneros aprendieron a ganar… y ganaron títulos: Liga, Copa y Europa League, los más importantes; además de dos finales de Champions. El paso de los años ha tenido varios protagonistas en torno al escudo del oso y el madroño: Simeone como el principal, pero su legado no se entiende sin el Profe Ortega ni el Mono Burgos, ni con jugadores como Agüero, Koke, Godín… y Diego Costa. El de Lagarto se ha marchado del Atlético de Madrid por la puerta grande, como un héroe que ya no volverá vestir la elástica rojiblanca, pero sí aparecerá por el graderío.
Los expertos en el fútbol, con mirada analítica y crítica, se han esforzado mucho por definir al Atlético de Madrid. El juego de Simeone consiste en la intensidad, la garra, el ímpetu y todos los sinónimos que ustedes quieran buscar a la palabreja. Estas características también han simbolizado históricamente a la afición colchonera: el pupas, la sufridora que levanta a su equipo desde el graderío. Otra figura se incluye en la descripción: Diego Costa, el mejor representante de la filosofía Simeone y de la afición del Atlético de Madrid.
Diego Costa no es el mejor delantero de Brasil ni de España. Su técnica es limitada y no tiene velocidad. Sin embargo, no se rinde nunca. El delantero pelea como nadie, saca de quicio a los defensas, no da un balón por perdido… en fin, consigue su objetivo, el gol, por lo civil o por lo criminal. Así se ha hecho un hueco en el corazón atlético y así consiguió ser el rey de la ofensiva rojiblanca.
El amor nunca es perfecto y el delantero y el Atleti tuvieron una crisis. Como hicieron tantos otros, incluido Fernando Torres, Diego Costa se marchó. El héroe vio la ventana del dinero y la posibilidad de conquistar la ansiada Champions League en Stamford Bridge, con el Chelsea de José Mourinho. Duró poco. El primer año fue la estrella, el segundo pensó en el Atleti. Forzó su salida y no paró hasta conseguirlo. Los rojiblancos, lejos de tomarle como un traidor, le recibieron con los brazos abiertos, porque a alguien tan fiel y que dignifica tanto el escudo como Costa, no se le puede reprochar nada.
El cariño no es solo de la afición. Uno tan solo tiene que pasarse por su Instagram para ver los mensajes en su publicación de despedida: Koke, Saúl, Herrera, Mario Hermoso, Simão Sabrosa, Diego Ribas, Vitolo, Felipe, Lemar, Lodi… e incluso algunos jugadores no colchoneros como Marcos Alonso, Cesc Fàbregas o Dani Alves. Este último le escribió que “las defensas españolas están de fiesta”. Muestras de afecto que solo puede recibir alguien como él.
Diego Costa, desde su debut en el Calderón hasta los primeros títulos, el viaje a Londres, el regreso al Wanda Metropolitano, la celebración con tarjeta amarilla por subirse al fondo a celebrar con la hinchada… todo es el Atlético de Madrid. En su despedida, exclamó que él no será uno di noi, pero porque ya lo es, no necesita irse para ser uno más. Tiene razón.