Brutal partido de Ezequiel Barco en el debut de la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos
Por Joaquín Jary
La Selección Argentina cayó 2-0 en el debut de los Juegos Olímpicos 2020 ante Australia, un combinado que lejos estuvo de ser liviano: efectivizó las que generó y, con faltas constantes, desencajó a la Albiceleste; en fin, jugó mejor.
Así y todo, no debemos quedarnos con el sesgo de la derrota. Hoy, un pequeño de metro sesenta y siete emocionó. Ezequiel Barco, sí, aquel futbolista que, tras encantar al pueblo futbolero en su prematura aparición en Independiente (ARG), le perdimos el rastro cuando se marchó a la MLS, levantó la mano y avisó que el talento que forjó con horas de potrero en Villa Gobernador, Santa Fe, no lo perdió.
Desde el inicio del partido, el extremo se mostró activo por llevar las riendas del equipo que dirige Fernando Batista agarrando la pelota y encarando al primero que se le cruzaba, como nos acostumbró a 17 años en el Estadio Libertadores de América, de manera agresiva: lo marcaba, lo eludía e iba directo hacia el arco rival.
Esta postura se repitió de principio a final. Lejos de quedarse con la cabeza gacha por la desventaja en el marcador, no lo dejó de intentar y casi convierte un golazo -el travesaño se lo impidió- a una larga distancia del arco rival.
Según SofaScore, además de regatear -3/3 posibles- y entregar pases claves (2), fue el futbolista que más recuperó -ganó 12/14 duelos terrestres- y más faltas recibió (7). A pesar que fue sustituido en el segundo tiempo para que ingrese Pedro De La Vega, Barco fue el hombre del partido y demostró que de jugar al fútbol no se olvidó.
A sus 22 años, todavía está a tiempo de pegar el salto al fútbol europeo y convertirse en algo más que un diamante en bruto. Pero, sobre todas las cosas, de acompañar a Lionel Andrés en sus últimos cartuchos con la Selección. Hoy demostró que Scaloni podrá contar con él cuando lo desee.
Señoras y señores, volvió a gambetear Ezequiel. De pie para agradecerle el show brindado en una triste madrugada tras caer.