El comportamiento de la afición de México en la final de la Nations League fue una vergüenza nacional
Por Benjamín Guerra
No cabe ni la más mínima duda de que la selección mexicana de fútbol cuenta con unas de las aficiones más entregadas, fieles y apasionadas del fútbol mundial, en general el mexicano apoya a su país en cualquier ámbito y específicamente en el balompié, y más aún cuando se trata de hacerlo en el extranjero.
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Prácticamente en cualquier estadio de los Estados Unidos, la selección mexicana es local y en competencias internacionales ni se diga, como en la Copa Mundial que se deja ver el folklore del mexicano, no obstante, hay un aspecto que no cambia para bien y año tras año se intenta revertir, pero no sucede.
Se trata del desmadre negativo o acontecimientos que tienen una connotación desagradable y que causa pena ajena, sobre todo para los que disfrutamos del deporte y esperamos ver un espectáculo y entretenimiento sano.
Muchas veces el problema es la falta de claridad y criterio de muchas personas al momento de equilibrar la balanza y recordar que se gana, se pierde y en ambas ocasiones se debe aceptar con honorabilidad el descenlace.
El partido de la final de la Liga de Naciones ante los Estados Unidos volvió a ser un reflejo de ello, como de costumbre en la previa se vive una alegría inmensa, comienza el encuentro y arrancan las emociones, pero todo cambia cuando el resultado no es como se espera.
El juego fue un auténtico partidazo, entretenido, el equipo mexicano salió a competir y al final Estados Unidos terminó ganando, al final eso pasa a segundo término, y nunca falta el sector de aficionados que empiezan a perder la cabeza y el control de sus emociones, cuando el resultado no acompaña, para ellos, todo terminó y el equipo es una basura, etcétera.
Comienzas los cuestionamientos, los achaques, la ira, la frustación, los aficionados comienzan a amedrentar, a lanzar objetos a la cancha y, a gritar insultos desde la tribuna, y nunca faltan los que se excusan con su frase de: "yo pagué para entrar al estadio y puedo hacer lo que quiera", en fin.
Una cosa es molestarse y enojarse consigo mismo y con el equipo en ese momento, pero no hay razón porque comenzar a romper las reglas y hacer un desorden en los estadios, primero fue el lanzamientos de objetos al terreno de juego, agredir al rival por festejar su triunfo, después gritar el famoso grito irrespetuoso, que más que homofóbico u otros distintivo, es un grito PROHIBIDO.
Ya no importa que si la Concacaf o la FIFA no saben el "significado real" que no se intenta discriminar o cualquier otra excusa que se presente, la palabra está PROHIBIDA y se acabó, listo, ¿es tan complicado seguir reglas? Ya sabemos que para nosotros los mexicanos sí, pero hay que hacer el esfuerzo.
Otra cosa más, son los disturbios de la afición al ingresar a la cancha en medio del partido, no importa si falta mucho o poco tiempo para que se termine el encuentro, eso perjudica aún más al equipo que busca sacar el resultado y solamente desconcentran y afectan al ritmo del partido.
La afición mexicana tiene mucho que cambiar y mejorar, su actitud y comportamiento en varios sectores de los estadios que visita la selección mexicana es deplorable en ese aspecto, sobre todo cuando no se gana.