El derbi de Madrid evidencia que se necesita un criterio claro en las manos
Las leyes se les han ido de las manos, puede que nunca mejor dicho. Desde la aparición del VAR y el cambio de unas cuantas normas, uno ya no sabe ni lo que ve ni lo que deja de ver, ni cuando hay que señalar algo y cuando no. El problema va mucho más allá cuando ni los propios árbitros tienen claro el criterio que deben seguir para señalizar o no mano. Prueba de ello es el derbi, el colegiado del VAR interpretó que las manos de Felipe, al estar Casemiro detrás, debían ser señalizadas; Hernández Hernández, por su parte, interpretó que Felipe no se hace grande y que es consecuencia del movimiento, por lo que no vio la acción punible. La polémica está servida.
No voy a referirme a sobre si es penalti o no porque no lo sé, sinceramente. No entiendo la norma y no me voy a molestar en interpretarla porque si no la próxima temporada, la siguiente la cambiarán, y así una y otra vez hasta que nos hastiemos del posfútbol. Existen soluciones y, desde aquí, voy a presentar mi humilde opinión: las manos siempre tienen que ser señaladas, otra cosa es que sean merecedoras de penalti, es decir, pena máxima.
Esta es mi propuesta:
Siempre que el balón dé en la mano o brazo del defensor dentro del área y el brazo no esté pegado al cuerpo, el árbitro debe pitar, pues voluntaria o involuntariamente el futbolista ha cortado de forma ilegal una jugada con peligro de gol. Una vez pitado, es el turno del árbitro, que deberá interpretar si existe o no voluntariedad en la acción. En caso de que la haya: penalti. En caso de que el jugador, claramente, no vea el balón o no lo haya hecho de forma voluntario, libre indirecto, como en las cesiones. Así se dejaría de castigar del mismo modo una acción antideportiva y una fortuita.
Mientras esto no cambie y todo siga como hasta ahora, veamos manos evidentes que no se pitan y otras que son señaladas de forma absurda, continuará el circo.