El derbi sevillano: el papelón del año

El partido de Copa entre Betis y Sevilla fue suspendido
El partido de Copa entre Betis y Sevilla fue suspendido / Soccrates Images/GettyImages
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Ayer, cuando todo nos invitaba a disfrutar de un derbi maravilloso en los octavos de final de Copa del Rey entre el Sevilla y el Real Betis, todo se torción cuando un aficionado del conjunto blanquiverde lanzó un palo de plástico desde la grada y golpeó la cabeza de Joan Jordan, jugador sevillista. El partido iba en empate a uno, pero tras ser paralizado el juego, el comité decidió suspenderlo.

Personalmente no sé si la mejor decisión era haber suspendido el encuentro, pero lo que si estoy seguro es que vivimos una actuación bochornosa para el fútbol, tanto en las gradas como en el terreno de juego. En primer lugar, hay que señalar al aficionado, del que sobran los calificativos negativos, que decide agredir a una persona desde la grada, pudiéndole haber causado daños graves. Es complicado de justificar como la seguridad pudo permitir la entrada de esa vara de PVC, y también como en pleno siglo XI, en un país desarrollado como España, como todavía hay personas así.

La detención de este sujeto, incluso el desalojo de todo el público, para finalizar el partido a puerta cerrada, quizás hubiera sido una decisión acertada. Sin embargo, en el campo vimos otra imagen lamentable.

Como denunciaron algunos futbolistas béticos, el Sevilla, o su plantilla, quiso aprovechar la situación para suspender el encuentro, en el momento en que acababa de empatar el Betis, y parecía estar mejor.

Pese a que el Sevilla FC ha emitido un comunicado en el que informa que el jugador había sufrido un traumatismo, es evidente que se encontraba bien y las imágenes en las que se ve como le animan a fingir son claras. El deporte debe imponerse ante todo, incluso en estos casos en los que la plantilla y el resto de aficionados no tenían la culpa de este suceso, por lo que exagerar de forma consciente este hecho para suspender el partido es también condenable.