El día de las futbolistas en Argentina es una reparación histórica

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El sábado 21 de agosto se celebró el Día de las Futbolistas en Argentina. Por primera vez, la conmemoración se realizó en todo el país con distintos homenajes y actividades.

Hace ya dos años, en 2019, la ley que reconocía la fecha se había aprobado en la Legislatura porteña. Y el año pasado, fue aprobada en el Congreso de la Nación. En 1971 un equipo de 17 mujeres argentinas jugó el Mundial de México, sin botines ni entrenadorxs y con una sola camiseta a la que cada una le cosió el número. Sin apoyo ni financiamiento viajaron hasta la Ciudad de México y un 21 de agosto le ganaron a Inglaterra 4 a 1. Los cuatro goles fueron de Elba Selva ante un estadio Azteca colmado: había 110.000 personas.

Hace unos años, la ex jugadora de fútbol, Lucila -Luky- Sandoval, impulsó el rescate de esta memoria futbolera y fue ubicando una a una, a todas las Pioneras. El gesto de Luky fue sacar de las sombras, del olvido, la historia de todas estas jugadoras que abrieron el camino para muchxs que vinieron después.

Reconocer y narrar la historia de las Pioneras, que el pasado sábado 21 de agosto fueron homenajeadas en la previa del partido de Excursionistas e Independiente, permite seguir tramando la memoria feminista.

Esta memoria feminista a la que referimos es también justicia epistémica. Permite visibilizar nombres, recorridos, experiencias, conocimientos. Hace ya un tiempo, distintos textos, producciones radiales y películas han recogido y registrado la historia del fútbol femenino en el país.

Una historia, que como señala Ayelén Pujol en su libro Qué jugadora tiene más de cien años. Una historia donde además de mujeres hay lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries. Una historia que se sigue escribiendo al ritmo de los Encuentros Plurinacionales, de las movilizaciones en las calles, de la banda tribunera en los estadios, que se escribe con pañuelos verdes, con la bandera del orgullo bien en alto. Una historia que se escribe sin fronteras nacionales, que teje redes en distintas partes del mundo, que se mezcla con otras historias futboleras, que contagia a otras historias deportivas.

Recuperar esta historia, permite saber quiénes somos, cómo llegamos hasta donde estamos hoy. Para poder festejar que el fútbol femenino actualmente es transmitido por las plataformas de los medios públicos, para celebrar que hoy cada vez más pibxs copan las canchas de todo el país, para festejar el camino de la semi-profesionalización del fútbol femenino, para ponerle el cuerpo a los reclamos por las condiciones, la estructura, el financiamiento y el desarrollo de la disciplina que aún falta es necesario poder saber quiénes fueron -y cómo lo hicieron- lxs que desmalezaron los potreros cuando todo esto recién empezaba.