El Real Madrid venció al Shakhtar por 2-1, pero no quiso hacer sangre
Partido de dominio. De tener las cosas bajo control. Pero con la sensación de que en cualquier momento también se podía recibir un gol. Los tres puntos se quedaron en el feudo blanco, pero hubo tímidos pitos en los últimos compases. Llegaron confiados al último tramo del partido y el Shakhtar estuvo cerca de rescatar un punto.
Salió con todo Ancelotti tras el empate ante Osasuna. La victoria se necesitaba como agua de mayo y en la primera media hora el partido quedó sentenciado con goles de Rodrygo y Vinicius, pero como empieza a ser habitual en este campaña para el Real Madrid, llegó el gol en contra. Uno de los principales señalados es David Alaba. El austriaco ha empezado la temporada muy por debajo de sus prestaciones, se le ve muy impreciso en muchas acciones, desconcentrado... No termina de ser el jefe que era en la temporada pasada. Quién sabe si quizás la llega de Rudiger haya desestabilizado algo dentro de la defensa blanca...
La sensación de ser superior al rival estuvo durante los 90 minutos del partido, pero no puede ser que el Real Madrid jugando en casa, en su competición fetiche, no haga sangre a su rival. Mucha culpa de esto la tuvo Trubin, quien hizo 11 paradas en el encuentro, pero aun así, la gente no salió con la mejor de las sensaciones. Ni el centro del campo terminó de carburar, ni Benzema volvió a ser Benzema. Dejó detalles de mucha calidad en la primera mitad, pero no encontró su gol. Invictos en su grupos, casi calcificados para la fase y final y a pensar en el Getafe. Lo más positivo de la noche fue la victoria.