Desde la raíz: la razón por la que Estados Unidos y Canadá progresan y México no
Por Benjamín Guerra
La selección nacional de México ha sido históricamente el equipo poderoso de la zona de Concacaf, hace varios años la diferencia en cuanto a los rivales de la zona era abismal, sin embargo, con el transcurso de los años la diferencia se ha reducido significativamente y la brecha generacional y de nivel deportivo entre Estados Unidos y Canadá cada vez supera más a México.
En México nos enorgullesiamos de ser potencia en fútbol, por lo menos en nueva zona, el mote del 'Gigante de Concacaf' que le acuñó la prensa al equipo mexicano perduraría por años y en la actualidad solo es una frase para ironizar sobre el mal desempeño del combinado nacional.
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Y es que pasan los años y cada vez más se exhibe la pobreza que ha generado el fútbol mexicano a lo largo de los años por el conformismo y el pobre progreso, lo que ha cobrado factura al momento de medirse ante rivales de Norteamérica que se han esforzado por incrementar su nivel deportivo trabajando desde la raíz.
La Federación Mexicana de Fútbol junto con la Liga MX se han esforzado por promover un campeonato mediocre y sin apoyo para los futbolistas mexicanos, el trabajo en fuerzas básicas ha progresado bastante y sí se han generado más jugadores con buen potencial que en décadas anteriores, pero todo se estanca cuando tiene que venir el siguiente paso que es continuar con una carrera constante para el futbolista naciente de las canteras aztecas.
En el campeonato doméstico hay reducidas oportunidades a los jóvenes mexicanos, siempre habrá una prioridad para los extranjeros y es que a los clubes les interesa mayormente ganar títulos y proyección, no aportar para que la selección genere nuevas y grandes estrellas y de igual manera a la FMF le interesa que los clubes estén complacidos y económicamente estables para explotar el mercado nacional y, a su vez a la selección nacional con el dinero mayormente de los paisanos en Estados Unidos.
Hay que hacer una comparación entre la Major League Soccer en donde los clubes estadounidenses y canadienses importan muchos jugadores extranjeros, pero no dudan en darle oportunidad a sus jóvenes futbolistas también y no dudan en hacerlos progresar en su carrera cuando hay oportunidad de dar el siguiente nivel en el fútbol europeo.
Allá no les tiembla la mano al momento del interés de un club europeo, ayudan a su jugador a emigrar y continuar su carrera de forma satisfactoria, pues al final será un orgullo para el club y será un elementos que podrá ser tomado en cuenta por la selección.
Cosa que muy dífilmente sucede en México, donde son raros los casos de jugadores que se vayan a Europa antes de los 21 años, muchos se deciden o pueden conseguir salir de su clun entre los 23 y 26 años, cuando parte de su proceso pudo haberse adaptado en Europa desde años antes y no en una edad no tan joven como el estándar de la actualidad.
Por ese motivo, el fútbol mexicano seguirá estancado, si los de pantalón largo no dejan de hacer oídos sordos a las críticas y cuestionamientos que muchas de ellas son verdad y comienzan a hacer las cosas bien, en beneficio de tener un producto que represente a los mexicanos y que se sientan orgullosos de el.
Es momento de salir de la zona de confort y no siempre darle prioridad al dinero, la afición azteca sabe lo que deben modificar los directivos y son muchos puntos que abarcan muchos ámbitos; reducción de extranjeros en el campeonato, que los clubes no obstuyan el crecimiento de los jóvenes, convocatorias de los mejores elementos, mayores oportunidades a las nuevas generaciones, menos escandalos, menos vetos injustificados y desconocidos a jugadores, más enfrentamientos ante rivales en campos visitantes y muchas cosas más, que beneficiarían a la integridad del equipo nacional.
Los directivos deben encontrar la manera de poder cumplir algunas peticiones de los aficionados, además reconocer y modificar todo lo malo y negativo que han hecho en años recientes, ¿será mucho pedir? Seguro que sí, nunca se espera nada de ellos, pero vaya que se anhela vivir en esa situación utópica en el que en algún momento cambien las cosas para bien.