Giovana Queiroz denunció conductas abusivas y violencia psicológica en su paso por el Barcelona
La jugadora de la selección brasileña Giovana Queiroz, conocida como Gio, que hoy juega a préstamo en el Levante publicó una carta abierta al presidente del Barça Joan Laporta en sus redes sociales donde denuncia haber sufrido “conductas abusivas” y violencia psicológica en el club catalán.
Gio llegó al club blaugrana en julio de 2020, a sus 17 años y cuenta que desde los primeros meses, el club catalán desalentó su participación en la selección de su país. “Estaba en una buena dinámica hasta que me llegó la primera convocatoria de la Selección Brasileña. A partir de ese momento comencé a recibir un trato distinto dentro del club”, relata la futbolista.
"Con el tiempo, las embestidas comenzaron a realizarse a través de otros mecanismos de presión dentro y fuera del club. Me estaban acorralando de una manera abusiva para que renunciara a defender a la Selección Brasileña. Se utilizaron métodos arbitrarios con el claro objetivo de perjudicar mi vida profesional dentro del club (las pruebas son parte de la denuncia)", amplía en el texto sobre los mecanismos del club para impedirle jugar en el equipo nacional brasileño.
Confinamiento ilegal
La delantera paulista sostiene que en febrero de 2021 fue “sometida a un confinamiento ilegal por parte de la jefe de los servicios médicos del club”, que la obligaron a encerrarse en su casa por un supuesto caso de contacto estrecho de COVID-19, que no fue convalidado por el Departamento de Salud de Catalunya. La jugadora se habpia comunicado con el ente porque sospechaba de lo que decía la médica del Barcelona, que al ser cuestionada le explicó que había sido autorizada a "hacer un confinamiento especial" para la futbolista. "Me encerraron ilegalmente y no pude salir de casa. No podía entrenar ni tener una rutina normal. Estaba devastada. Esa arbitrariedad supuso también no viajar con el equipo a la final de la Copa de la Reina”, cuenta Gio en la carta.
Gio cumplió con el confinamiento y participó de convocatoria con Brasil con sus PCR negativos. A su regreso, la acusaron de una grave indisciplina por incumplir el confinamiento, de viajar sin autorización del club y le amenazaron con ser apartada por parte del director del club. “Entré en pánico. Temí por mi futuro. Había participado en las campañas de la Fundación Barça para la aprobación de la Ley de Protección de Menores contra la Violencia y, al mismo tiempo dentro del club, yo estaba totalmente desprotegida. Volví a casa completamente destrozada. Lloré muchas veces. Sentí un enorme vacío. No tenía fuerza para luchar por mis derechos. A partir de ese momento, mi vida cambió para siempre. Estuve completamente expuesta a situaciones humillantes y vergonzosas durante meses dentro del club”, señala la jugadora de 18 años en esa carta.