Javier Aguirre: de ser odiado en el 2010, a amado en el 2020
Por Carlos Alberto Pérez García
Javier Aguirre acaba de maravillar al fútbol español con el sorprendente resurgimiento del Leganés ante un sinfín de complicaciones. Sin sus dos jugadores estrella y un mar de lesiones, el 'Vasco' puso a funcionar al 'Lega' y lo puso a competir por la permanencia, algo que se veía imposible después de la primera mitad de temporada.
Con una labor técnica más que destacada, Aguirre no sólo se ganó el respeto de la afición pepinera, sino que también en México se volvió a dimensionar su nombre como lo que es, un entrenador destacado pero con un par de pasajes grises en su trayectoria.
Uno de esos pasajes ocurrió una década atrás, en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde Aguirre comandaba a una selección llena de altibajos y que estaba a punto de vivir un breve resumen de todo lo que fue su camino a la justa veraniega.
El 'Vasco' llegó un año antes del Mundial con el objetivo de componer el desastre de Sven-Göran Eriksson y calificar a la selección mexicana a la Copa del Mundo por segunda vez, pues en el 2002 llegó con la misma tarea.
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El resultado fue formidable y finalizó en la segunda posición del hexagonal, por lo que un sector de aficionados se volvía a emocionar con una nueva oportunidad para el quinto partido; sin embargo, desde el sorteo que puso a México junto a Francia, Uruguay y el anfitrión Sudáfrica las cosas empezaron a tambalearse un poco.
Aguirre empezó con su protagonismo característico y en la convocatoria definitiva dio los primeros campanazos de lo que sería una debacle frustrante. Óscar el 'Conejo' Pérez con 37 años, Adolfo el 'Bofo' Bautista con 31 y Cuauhtémoc Blanco con 37 protagonizaban una lista con más dudas que certezas, pero que dejaba al aficionado mexicano atado de manos esperando el resultado final.
México estaba a punto de inaugurar el Mundial ante Sudáfrica y el sentir desde tierras aztecas ya era mucho más tranquilo, sobre todo después de ganar a Italia en el último partido de preparación; sin embargo, nuevamente el 'Vasco' agitaría las campanas al momento de dar la alineación del partido: Paul Aguilar como titular, Gerardo Torrado como capitán, el 'Guille' Franco por encima de 'Chicharito', Guardado en la banca y el 'Conejo' Pérez por encima de Memo Ochoa, el que había sido el portero titular durante toda la eliminatoria.
Aquellas sensaciones dejaban a todo México desesperado pero al mismo tiempo ilusionado por que le salieran todas las jugadas a Aguirre, algo que no pasó y al final terminó rescatando el empate en el minuto 81 contra el rival más débil del grupo, dejando un sentimiento de decepción, comprometiendo el pase a la siguiente fase.
Para el siguiente partido tocaba Francia, y las ilusiones se fueron a las nubes tras un estruendoso 2-0 favorable a los mexicanos, con Javier Hernández como estrella, un desequilibrante Pablo Barrera, y un infalible Cuauhtémoc Blanco desde los 11 pasos, personajes que habían ingresado de cambio en la segunda mitad y que reforzaban la imagen de Aguirre y los suyos a pesar de toda la oleada de críticas en contra.
Al final se disputaban el pase y el primer lugar del grupo contra Uruguay, donde el equipo se vio completamente sin ideas y superado para terminar perdiendo 1-0 y mandar a los aztecas al lado más difícil del cuadro para jugar nuevamente contra Argentina, donde una hecatombe sacudió a todo el país africano.
Javier Aguirre decidió ocasionar un terremoto en México desde la previa, ofreciendo una conferencia de prensa pesimista, cabizbajo y con el rostro cubierto por una gorra. Esta actitud incrédula se confirmó minutos antes del partido, cuando decidió mandar de inicio al 'Bofo' Bautista, quien no había disputado ni un sólo minuto en el mundial y que terminó por brillar gracias a la pesadez de sus movimientos.
El partido terminó 3-1 con polémica arbitral incluida y un mar de especulaciones sobre lo que pudo haber sido México con una correcta gestión táctica y de vestidor, pues al final el 'Conejo' no pudo ser determinante, Guillermo Franco se vio superado por Javier Hernández, Pablo Barrera fue de los elementos más destacados del plantel sin ser titular y Andrés Guardado vio cómo se desperdiciaba uno de los mundiales a los que llegaba en plenitud física.
Aquel trágico verano del 2010 vio cómo la imagen de Javier Aguirre quedaba completamente sepultada entre insultos, críticas y pedradas dirigidas a la pobre gestión que tuvo en el momento más importante de los últimos años. Desde entonces se mantuvo alejado de los medio nacionales y decidió continuar su historia en los banquillos de España.
Tuvieron que pasar 10 años para dejar aquel sentimiento de impotencia a un lado y volver a admirar a un entrenador que brilló nuevamente en tierras españolas, generando admiración por parte de un gran sector de analistas ibéricos, rozando la permanencia, compitiendo contra el Real Madrid y dejando en alto su nombre luego de seis años aventurado en Asia y África.
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