La Copa América pierde nivel sin México ni Estados Unidos
Por Carlos Alberto Pérez García
Arrancó una nueva edición de la Copa América y a pesar de todas las dificultados logísticas que implicó su organización, el mundo del fútbol agradece el espectáculo veraniego de las selecciones americanas.
Con Messi, Neymar, Suárez y Cavani como principales estandartes de esta competencia, muchas luces estarán encima del torneo; sin embargo, esta edición será la primera sin selecciones invitadas desde 1993 y aunque no parezca o se quiera negar, ese es un elemento vital para el espectáculo.
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Esta Copa América 2020 tiene en sus entrañas un menosprecio total a la fase de grupos. Ocho clasificados de 10 participantes es casi una burla al mérito deportivo, pero sobre todo al aficionado, que tendrá que visualizar partidos intrascendentes en el torneo más importante de América.
En este 2021 se extraña, más que nunca, las participaciones de los equipos fuertes de Concacaf. México y Estados Unidos son un aderezo particular en este torneo, en especial por la forma en que convierten competitiva la fase de grupos, por lo que la calidad en general del evento aumenta de manera sustancial.
Sin patriotismos ni arraigos de identidad a la competencia, la Copa América necesita a estas dos selecciones para venderse mejor y aumentar sustancialmente el rendimiento de la clase media, porque estas dos naciones compiten sin mayor problema en el torneo.
Cualquiera que sea el conflicto entre Concacaf y Conmebol, urge que se le dé una solución y comiencen a unificar posturas, porque todos pueden ganar con una nueva unión entre ambas confederaciones para darle mayor peso a la competencia.
La Copa América siempre será interesante y con interés inobjetable, pero es evidente que más y mejores equipos elevan el interés y la competencia entre todos, en especial si son de regiones cercanas, porque invitados como Japón y Catar no benefician a nadie.
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