La regla de la mano en el área: ¿cuándo se debe cobrar penalti y cuándo no?

La mano de Militao abrió nuevamente el dilema de las manos en el área
La mano de Militao abrió nuevamente el dilema de las manos en el área / Denis Doyle/Getty Images
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A lo largo de esta temporada hemos podido apreciar cómo la gran mayoría de colegiados aplicaban diferentes criterios para sancionar acciones prácticamente iguales. La polémica volvió a su punto álgido tras el empate de ayer entre el Sevilla y el Real Madrid. Fatlaban quince minutos para el pitido final cuando Eder Militao estiró el brazo en un córner y el balón le impactó en el reverso de la palma. El árbitro no apareció ninguna infracción y dejo seguir la jugada que acabó con un clarísimo penalti de Bono a Benzema. Una vez se paró el juego, el videoarbitraje y el árbitro de campo decidieron que el primer penalti debía pitarse.

Eder Militao, Diego Carlos Santos
La mano de Militao encendió todas las polémicas en LaLiga / Quality Sport Images/Getty Images

Según la regla actual, para analizar la intencionalidad y la posibilidad de evitar el golpeo con la mano hay que atender a dos criterios fundamentales: 

-En primer lugar nos encontramos con la distancia entre el rival y la pelota, ya que si se trata de un trayecto corto puede ocurrir que el impacto sea totalmente involuntario e inevitable. Si el jugador que toca previamente el balón se encuentra a una distancia suficientemente corta como para que sea imposible la reacción por parte del infractor, no se debe pitar penalti.

-El otro criterio fundamental es diferenciar si existe un movimiento del balón hacia la mano o movimiento de la mano hacia el balón. En este caso está claro que si el movimiento es de la mano hacia la pelota para evitar que siga su trayecto, hablamos de una mano voluntaria y evitable por lo que en este caso se debe pitar penalti sin ninguna duda. En el caso contrario habrá que analizar la posibilidad real de evitar el contacto con la extremidad.

Según la norma actual, tampoco se pitan aquellas manos en las que el jugador usa su brazo para apoyarse en el suelo como punto de apoyo. 

Lo que está claro es que el criterio no está del todo unificado, pues hemos podido ver al mismo árbitro decidir de manera distinta en función del partido. Es una tarea pendiente.