Los grandes problemas de la selección de Luis Enrique
Tras dos empates consecutivos las alarmas ya han terminado de saltar por completo. Pocos aficionados a la selección española pueden estar contentos después de la actuación del equipo en las dos primeras jornadas de la Eurocopa.
El equipo de Luis Enrique ha mostrado algunas fortalezas, pero han destacado más sus evidentes debilidades. La falta de gol es el principal problema que acarrea esta selección, y no parece que tenga una solución clara a corto plazo. Después de un solo gol en 180 minutos, que casi queda anulado por fuera de juego, mucho tienen que cambiar las cosas para que esta selección pueda ser considerada como una de las favoritas para siquiera quedar primera de su grupo.
Otro problema es la falta de verticalidad en las combinaciones, es decir, el equipo llega muy bien a 3/4 de la cancha enemiga, pero en el momento en el que la defensa rival se planta en su área la bombilla se apaga y las ideas desaparecen como por arte de magia. Los únicos brotes de verticalidad los vimos durante media hora del primer partido con un excelso Pedri y durante la primera parte de ayer con algunas trazadas de Gerard Moreno.
Uno de los problemas de España es que se hace sumamente previsible en los últimos metros. El entrenador polaco vio el partido de España contra Suecia y plantó la defensa de forma que con pequeñas ayudas entre los propios zagueros se pudiesen cerrar los pocos huecos que sabe aprovechar nuestro equipo.
Queda un solo partido frente a una Eslovaquia a la que no hay que infravalorar ni mucho menos. Le ganó con cierta solvencia a una Polonia que ayer le puso las cosas muy difíciles a nuestra selección.
Todo lo que no sea ganar ese partido te manda directamente a casa en la fase de grupos, en una fase de grupos en la que el 66,6 % de las selecciones clasifican a octavos de final. Sería un desastre histórico.
La evidente solución imposible reside en la propia convocatoria. La lista de Luis Enrique carece de jugadores con gol, y los pocos que lo tienen parecen estar negados de cara a puerta. A estas alturas todo el mundo duda de todo, pero hay que recordar que los campeones de este tipo de torneos suelen empezar con algún pinchazo. La fe no hay que perderla.