Luis Enrique, ni héroe ni villano

Luis Enrique volvió a hacer gala de su fina ironía durante la rueda de prensa para despachar aquellas preguntas que no le agradan. Y sus declaraciones sobre Marco Asensio han levantado todo tipo de reacciones. El seleccionador no es el malo de la película por no querer hablar de un jugador que no está en la convocatoria, pero ya sabemos que carácter no le falta y si le buscas al finas te acabas encontrando de cara con su versión menos afable. Y si encimas le preguntas dos veces lo mismo, el técnico no hace prisioneros.

"Le mando un saludo a Marco Asensio, no tengo nada contra él, pero no es el momento de hablar de él. Yo creo que ahora debe estar viendo una serie de Netflix, tranquilamente en su casa, sentado en el sofá. Me imagino que está muy bien. Repito, le mando un saludo a Marco. Pero no toca. Vamos a hablar de Suiza", así de claro con esa contundente respuesta Luis Enrique zanjó el tema.

Sus palabras pueden parecer desafortunadas pero no hay que sacarlas de contexto. Además, ya sabemos cómo es Luis Enrique es una persona que no se muerde la lengua y no tiene preferencias por uno u otro jugador. Le da igual tener una charla con un debutante o con los pesos pesados del equipo, él no hace discriminaciones ni muestra favoritismos. Ni Luis Enrique es un villano, ni Asensio su víctima, ni hay tensiones entre ambos, ni el seleccionador le ha faltado al respeto. La película que se está montando en las redes sociales en torno a estas declaraciones está a la altura de cualquier serie que pueda ver Asensio en su casa y que con el paso del tiempo quedará como una simple anécdota o incluso llegue a olvidarse.

No, Luis Enrique no le ha dado ningún palo a Asensio, ni le ha lanzado un dardo envenenado, ni le ha tachado de la lista de seleccionables mientras él esté sentado en el banquillo. Nada por el estilo. Las palabras de Luis Enrique son comprensibles ante una pregunta que le ha pillado por sorpresa y que no tenía nada que ver con el partido ante Suiza. El seleccionador español salió airoso de una pregunta que no le hizo ninguna gracia, con sarcasmo pero con respeto como suele hacer él, fin de la historia.

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