Que nadie confunda a Pep Guardiola con un fracasado
Antes de todo hay un aspecto que hay que aclarar: independientemente del resultado, una carrera como la de Guardiola en la que en cada equipo que ha ido ha marcado la diferencia a través de la implantación de un estilo único, no puede definirse por lo que ocurre en noventa minutos. Pep ha demostrado a lo largo de la última década que cuenta con los argumentos suficientes para que no se le juzgue por un mísero partido.
Muchos achacarán el salir perdiendo en la primera mitad a la atrevida alineación que sacó el español, pero no podía hacer otra cosa. Los dos últimos partidos en los que los skyblue se enfrentaron al Chelsea, se acabaron chocando contra un muro llamado Thiago Silva, Rudiger y Azpilicueta. La no incorporación en el once de Fernandinho y Rodri basa su lógica en el deseo de Guardiola de que ningún jugador ralentice la circulación.
Tuchel le volvió a ganar la partida a Guardiola. El técnico alemán ha encontrado esa fórmula que tantos entrenadores a lo largo de los últimos años han buscado. Cómo anular el peligro en la frontal del área de los equipos de Pep.
Hay que dar la enhorabuena al Chelsea. Ha sido justo campeón de la máxima competición de clubs de Europa, pero como dijo el gran Jorge Valdano: “¿No estarás confundiendo a Guardiola con un fracasado verdad?"