Se cayó el muro defensivo en Ecuador: Boca recibió un gol tras cuatro partidos

Los ecuatorianos celebrando el gol.
Los ecuatorianos celebrando el gol. / MARCOS PIN/Getty Images
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En medio del pedido de Conmebol de jugar a toda costa, a pesar de la situación sanitaria por la COVID-19, Boca Juniors disputó un nuevo partido de Libertadores casi sin descanso: pasaron dos días de su último duelo por Copa de la Liga. La defensa, el mayor fuerte del equipo, luego de un lapso largo de tiempo, fue vulnerada y terminó en derrota...

Miguel Ángel Russo, para buscar sumar en Ecuador ante Barcelona, dispuso un planteo repleto de nombres defensivos: por ejemplo, Jara, Capaldo y Obando, todos supieron ocupar roles en la zaga, fueron parte del mediocampo. Así se paró el Xeneize para dar la sorpresa en Guayaquil, contra una institución que nunca había perdido.

La primera parte del encuentro no tuvo falencias ni aciertos en ataque. No sufrió, pero tampoco generó situaciones. Los espectadores podían irse tranquilos a cenar que no iba a pasar nada. Pero en el complemento, con una jugada aislada y el aprovecho del desgaste físico de los dos centrales Izquierdoz y López, los dos hombres que más minutos consecutivos acarreaban, el Canario puso el 1-0 que liquidó el match.

De esta forma, un tanto injusta, se acabó una racha de cuatro enfrentamientos con el arco en cero. El ideal se empieza a encontrar, pero Boca no termina de confiar en él, a la hora de salir del país. "Todos abajo y dios de nueve", diría la canción y así emprende Russo cada viaje. Esta vez Soldano no fue el salvador, ni mucho menos, y el paisaje oscureció.

Con la vuelta de algunos recuperados del virus y diversas lesiones, tendrán más variantes para darle descanso a los titulares sin resignar el arco rival. Porque, seguramente, será el fundamento para explicar el resguardo -sobre todo por la primera parte- que podría denominarse de cuadro chico. Si es por la pandemia, por el contexto, está viva para todos y Boca, con los interpretes que tiene, aún así no puede jugar así.

El martes para Román no fue para nada feliz. Se cayó la muralla, el DT y el más grande de Argentina, según el, de la cima del Grupo C. A falta de tres jornadas para los mata-mata, habrá que saber vivir -cuando deban descansar- sin Charly y sus ángeles (los juveniles).